lunes, 4 de junio de 2012

Y entonces está de más negar que no soy tuya, ni de nadie. Seré a tus manos como el viento. Para que me escuches mejor, quizás debamos cambiar nuestra tradicional forma de comunicación por una más primitiva. Empezar a pensar con la piel, empezar a ver con la lengua. Que se me ha olvidado recordar que somos humanos, que se me ha olvidado recordar de qué estoy hecha. Me ha privado la ceguera, el sin-sabor de la costumbre. Regreso a mí con los poros abiertos, reconozco mi piel una vez más. Esa piel que muda una vez al mes y que necesita recorrer muchas tierras. He cerrado tu cortina para volver a ver por mi ventana. Me echo al camino sin las ropas viejas.

1 comentario: